Hoy he estado en Sant Mateu, un pueblecito del interior de Castellón situado a más de 130 km de Valencia. Ha sido la primer vez que iba por allí, la primera vez que conducía tanto en el mismo día y la primera vez que había quedado con una persona a la que la había conocido por internet (y no se trataba de ningún hombre).
Me he ido a conocer a unas monjas agustinas. Una de ellas contactó conmigo a través del Facebook por medio de una chica que conocemos las dos. Después de estar varias semanas facebookeando con ella me decidí a ir para conocerla; a ella y las resto de sus hermanas.
¿Y sabéis qué? ¡Son unas monjitas adorables! Llevan una vida recogida de oración y trabajo, todo por amor a Dios y a los demás. También reciben visitas, tanto de sus familiares y amigos como de gente curiosa que pasa por allí (o pide ir a verlas, como yo jeje).
Muchas personas se pueden preguntar qué hacen allí o porqué pierden el tiempo y la vida de esa forma, si nadie les ve o ni siquiera la gente sabe que existen. Una de ellas me ha contado que ellas son como la flor silvestre que nace en lo alto de una montaña virgen a la que no ha subido ningún ser humano. Esa flor que nadie ve ni huele pero que está ahí para dar gloria a Dios con su color y su perfume, que está ahí para adornar la naturaleza y para que las abejas vayan a ella a por el polen.
Y es como tiene que ser. La vida contemplativa es para pasar desapercibida y orar sin descanso por toda la humanidad. Que pena que haya órdenes que no comprenden esto y desvirtúen este carisma tan precioso y necesario. A esas monjas les recordaría el viejo dicho español: "Zapatero, ¡a tus zapatos!"
http://vimeo.com/16730671
Saludos :)